La administración de la humedad óptima a los pacientes intubados es esencial.
Ayuda a restaurar la expulsión mucociliar comprometida por un tubo endotraqueal o de traqueostomía. Estas intervenciones no solo omiten los procesos de humidificación naturales del cuerpo, sino que también inhiben la expulsión mecánica mediante tos, carraspeo, estornudo y filtrado de partículas.
Ventajas de la ventilación invasiva con humidificación calentada
Defensa de las vías respiratorias
Mejor defensa de las vías respiratorias, que reduce el riesgo de infección respiratoria
Ventilación
Menos obstrucciones en los tubos endotraqueales gracias a la menor acumulación de secreciones
Reducción de la incidencia de bloqueos de las vías respiratorias pequeñas
Posibilidad de administrar volúmenes tidales más bajos (p. ej. ARDS)
Menor esfuerzo respiratorio
Desconexión más eficaz
La humedad óptima optimiza la defensa y la ventilación de las vías respiratorias.
Los gases acondicionados a la temperatura corporal, 37 °C, y totalmente saturados con 44 mg/L de vapor de agua, fomentan de forma óptima la expulsión mucociliar. Como resultado, la defensa y la ventilación de las vías respiratorias del paciente imitará a la función fisiológica natural de las vías respiratorias.
En la humedad óptima, se evita el agotamiento de la humedad en el sistema de transporte mucociliar y se conserva así la correcta expulsión de mucosidad. Si la mucosa de las vías respiratorias se ve expuesta a niveles de humedad que se encuentran por debajo de la humedad óptima, se producirá una disfunción.
HUMIDIFICACIÓN PARA LA VENTILACIÓN INVASIVA.